BIBLIOTHECA AUGUSTANA

 

Lope de Vega

1562 - 1635

 

Rimas del sitio

 

por orden alfabético

 

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A Baco pide Midas que se vuelva

A Circe

A Cristo de la cruz

A Don Juan de Arguijo

A Don Luis de Góngora

Alfa y omega Jehová

Al la contador Gaspar de Barrionuevo

A la muerte

A la muerte de Cristo nuestro señor

A la noche

A la sanctíssima Madalena

A la sepultura de Teodora de Urbina

A la venida de los ingleses a Cádiz

Al cabo de los años mil

Al pie de un roble escarchado

Al poner a Cristo en la cruz

Al Triunfo de Judit

Al val de Fuente Ovejuna

Amada pastora mía

A mis soledades voy

Amor con tan honesto pensamiento

Ángel, a gran peligro os arrojastes

Anticipó la púrpura olorosa

Apartaste, ingrata Filis

Ardese Troya, y sube el humo escuro

Atada al mar Andrómeda lloraba,

Atrevióse el inglés, de engaño armado,

A San Angelo. Carmelita

A San Josef, con Jesús dormido en los brazos

A Santa Getrudis

A una calavera

A una dama que se limpia[ba] los dientes

A una rosa

Ay, amargas soledades

 

Belleza singular, ingenio raro,

Boscán, tardo llegamos -. ¿Hay posada?

Buscaba Madalena pecadora

 

Cancíon de San Juan y danza

Canción de siega

Canta Amarilis, y su voz levanta

Cayó la torre que en el viento hacían

Céfiro blando que mis quejas tristes

Claro cisne del Betis, que sonoro

Con nuevos lazos, como el mismo Apolo,

¡Con qué artificio tan divino sales

Contemplando estaba Filis

Cual engañado niño que, contento,

¡Cuán bienaventurado

¿Cuando en tu alcázar de Sión y en Beth

Cuando las secas encinas

Cuando me paro a contemplar mi estado,

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,

Cuelga sangriento de la cama al suelo

 

Daba sustento a un pajarillo un día

De Andrómeda

De Europa y Júpiter

De hoy más las crespas sienes de olorosa

De Jasón

Desconfianza de sus versos

Desde que viene la rosada Aurora

Desea afratelarse, y no le admiten

Deseando estar dentro de vos propia,

Desmayarse, atreverse, estar furioso,

Después que acabó Belardo

Después que rompiste, ingrata

De una recia calentura

De una Virgen hermosa

Di, Zaida, ¿de qué me avisas?

Dulce Filis, si me esperas

Dulce Jesús de mi vida,

Dulce Señor, mis vanos pensamientos

 

El alma a su Dios

El humo que formó cuerpo fingido

El lastimado Belardo

El pastor que en el monte anduvo al hielo,

El siglo de oro

El tronco de ovas vestido

Encaneció las ondas con espuma

Ensíllenme el potro rucio

En tanto que el hoyo cavan

Entro en mí mismo para verme, y dentro

En una playa amena

Era la alegre víspera del día

Es la mujer del hombre lo más bueno,

Esparcido el cabello por la espalda

Esta cabeza, cuando viva, tuvo

Ésta sí que es siega de vida

Esto de imaginar si está en su casa,

Éstos los sauces son y ésta la fuente,

 

Fábrica de la inmensa arquitectura

Faltaron con el tiempo riguroso,

 

Gallardo pasea Zaide

Gaspar, si enfermo está mi bien, decidle

Gente llama la caja belicosa

Getrudis, siendo Dios tan amoroso

Guzmán el bravo

 

Haro, de la alta esfera

Hermosas alamedas

Hombre mortal mis padres me engendraron,

Hortelano era Belardo

Huerto deshecho

 

Íbase la niña

Ir y quedarse, y con quedar partirse,

 

Josef, ¿cómo podrá tener gobierno

 

La calidad elementar resiste

La muerte para aquél será terrible

La Niña a quien dijo el Ángel

Las pajas del pesebre

La pulga, falsamente atribuida a Lope

La tarde se escurecía

Libros, quien os conoce y os entiende

Llenos de lágrimas tristes

Los que en sonoro verso y dulce rima

Lucinda, yo me siento arder, y sigo

 

Mándanme, ingenios nobles, flor de España,

Mi bien nacido de mis propios males,

Mil años ha que no canto

Mira, Zaide, que te digo

Muere la vida, y vivo yo sin vida,

Muérome por llamar Juanilla a Juana,

 

Nace el alba María

Noche fabricadora de embelecos,

No espanta al sabio, ni ha de ser temida

No queda más lustroso y cristalino

No sabe qué es amor quien no te ama,

No ser, Lucinda, tus bellas

 

Oh libertad preciosa

 

Pasando el mar el engañoso toro,

Pasé la mar cuando creyó mi engaño

Pasos de mi primera edad que fuistes

Pastor que con tus silbos amorosos

Picó atrevido un átomo viviente

Pobre barquilla mia

Por las ondas del mar de unos cabellos

Por las riberas famosas

 

¿Qué ceguedaz me trujo a tantos daños?

Que otras veces amé negar no puedo,

Querido manso mío, que venistes

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?

Quiero escribir, y el llanto no me deja,

¿Quién es aquel Caballero

 

Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa,

Rinde tu ciencia, y con temor retira

Rota barquilla mía, que arrojada

 

Sale la estrella de Venus

Sea bien venido

Sentado Endimión al pie de Atlante,

Serrana celestial de esta montaña

Serrana hermosa, que de nieve helada

Seyano, a leves culpas graves penas,

Si culpa el concebir, nacer tormento,

Si el padre universal de cuanto veo

Siempre te canten santo Sabaot

Silvio a una blanca corderilla suya

Soliloquio I

Suelta mi manso, mayoral extraño,

 

Un soneto me manda hacer Violante

 

Vengada la hermosa Filis

Versos de amor, conceptos esparcidos,

Vierte racimos la gloriosa palma,

Vireno, aquel mi manso regalado

Vivas memorias, máquinas difundas

 

Ya no es Amor el atrevido arquero

Ya no quiera más bien que sólo amaros,

Ya vengo con el voto y la cadena,

Yo dije siempre, y lo diré, y lo digo,

Yo me muero de amor, que no sabía,

Yo pagaré con lágrimas la risa

 

Zagalejo de perlas