A Baco pide Midas que se vuelva
A Circe
A Cristo de la cruz
A Don Juan de Arguijo
A Don Luis de Góngora
Alfa y omega Jehová
Al la contador Gaspar de Barrionuevo
A la muerte
A la muerte de Cristo nuestro señor
A la noche
A la sanctíssima Madalena
A la sepultura de Teodora de Urbina
A la venida de los ingleses a Cádiz
Al cabo de los años mil
Al pie de un roble escarchado
Al poner a Cristo en la cruz
Al Triunfo de Judit
Al val de Fuente Ovejuna
Amada pastora mía
A mis soledades voy
Amor con tan honesto pensamiento
Ángel, a gran peligro os arrojastes
Anticipó la púrpura olorosa
Apartaste, ingrata Filis
Ardese Troya, y sube el humo escuro
Atada al mar Andrómeda lloraba,
Atrevióse el inglés, de engaño armado,
A San Angelo. Carmelita
A San Josef, con Jesús dormido en los brazos
A Santa Getrudis
A una calavera
A una dama que se limpia[ba] los dientes
A una rosa
Ay, amargas soledades
Belleza singular, ingenio raro,
Boscán, tardo llegamos -. ¿Hay posada?
Buscaba Madalena pecadora
Cancíon de San Juan y danza
Canción de siega
Canta Amarilis, y su voz levanta
Cayó la torre que en el viento hacían
Céfiro blando que mis quejas tristes
Claro cisne del Betis, que sonoro
Con nuevos lazos, como el mismo Apolo,
¡Con qué artificio tan divino sales
Contemplando estaba Filis
Cual engañado niño que, contento,
¡Cuán bienaventurado
¿Cuando en tu alcázar de Sión y en Beth
Cuando las secas encinas
Cuando me paro a contemplar mi estado,
¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
Cuelga sangriento de la cama al suelo
Daba sustento a un pajarillo un día
De Andrómeda
De Europa y Júpiter
De hoy más las crespas sienes de olorosa
De Jasón
Desconfianza de sus versos
Desde que viene la rosada Aurora
Desea afratelarse, y no le admiten
Deseando estar dentro de vos propia,
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
Después que acabó Belardo
Después que rompiste, ingrata
De una recia calentura
De una Virgen hermosa
Di, Zaida, ¿de qué me avisas?
Dulce Filis, si me esperas
Dulce Jesús de mi vida,
Dulce Señor, mis vanos pensamientos
El alma a su Dios
El humo que formó cuerpo fingido
El lastimado Belardo
El pastor que en el monte anduvo al hielo,
El siglo de oro
El tronco de ovas vestido
Encaneció las ondas con espuma
Ensíllenme el potro rucio
En tanto que el hoyo cavan
Entro en mí mismo para verme, y dentro
En una playa amena
Era la alegre víspera del día
Es la mujer del hombre lo más bueno,
Esparcido el cabello por la espalda
Esta cabeza, cuando viva, tuvo
Ésta sí que es siega de vida
Esto de imaginar si está en su casa,
Éstos los sauces son y ésta la fuente,
Fábrica de la inmensa arquitectura
Faltaron con el tiempo riguroso,
Gallardo pasea Zaide
Gaspar, si enfermo está mi bien, decidle
Gente llama la caja belicosa
Getrudis, siendo Dios tan amoroso
Guzmán el bravo
Haro, de la alta esfera
Hermosas alamedas
Hombre mortal mis padres me engendraron,
Hortelano era Belardo
Huerto deshecho
Íbase la niña
Ir y quedarse, y con quedar partirse,
Josef, ¿cómo podrá tener gobierno
La calidad elementar resiste
La muerte para aquél será terrible
La Niña a quien dijo el Ángel
Las pajas del pesebre
La pulga, falsamente atribuida a Lope
La tarde se escurecía
Libros, quien os conoce y os entiende
Llenos de lágrimas tristes
Los que en sonoro verso y dulce rima
Lucinda, yo me siento arder, y sigo
Mándanme, ingenios nobles, flor de España,
Mi bien nacido de mis propios males,
Mil años ha que no canto
Mira, Zaide, que te digo
Muere la vida, y vivo yo sin vida,
Muérome por llamar Juanilla a Juana,
Nace el alba María
Noche fabricadora de embelecos,
No espanta al sabio, ni ha de ser temida
No queda más lustroso y cristalino
No sabe qué es amor quien no te ama,
No ser, Lucinda, tus bellas
Oh libertad preciosa
Pasando el mar el engañoso toro,
Pasé la mar cuando creyó mi engaño
Pasos de mi primera edad que fuistes
Pastor que con tus silbos amorosos
Picó atrevido un átomo viviente
Pobre barquilla mia
Por las ondas del mar de unos cabellos
Por las riberas famosas
¿Qué ceguedaz me trujo a tantos daños?
Que otras veces amé negar no puedo,
Querido manso mío, que venistes
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
Quiero escribir, y el llanto no me deja,
¿Quién es aquel Caballero
Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa,
Rinde tu ciencia, y con temor retira
Rota barquilla mía, que arrojada
Sale la estrella de Venus
Sea bien venido
Sentado Endimión al pie de Atlante,
Serrana celestial de esta montaña
Serrana hermosa, que de nieve helada
Seyano, a leves culpas graves penas,
Si culpa el concebir, nacer tormento,
Si el padre universal de cuanto veo
Siempre te canten santo Sabaot
Silvio a una blanca corderilla suya
Soliloquio I
Suelta mi manso, mayoral extraño,
Un soneto me manda hacer Violante
Vengada la hermosa Filis
Versos de amor, conceptos esparcidos,
Vierte racimos la gloriosa palma,
Vireno, aquel mi manso regalado
Vivas memorias, máquinas difundas
Ya no es Amor el atrevido arquero
Ya no quiera más bien que sólo amaros,
Ya vengo con el voto y la cadena,
Yo dije siempre, y lo diré, y lo digo,
Yo me muero de amor, que no sabía,
Yo pagaré con lágrimas la risa
Zagalejo de perlas
|