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Escena VIII.
Los mismos y el barbero disfrazado y con una gran barba postiza.
Quij. |
¿Quién sois y á quién buscais?
| Barb. |
Magnífico señor,
yo busco & don Quijote,
á ese manchego sol,
amparo de las damas,
del mundo admiracion.
| Quij. |
Pues ese noble hidalgo,
galante protector
de hermosas afligidas,
que de la gloria en pos
ha recorrido el inundo...
| Barb. |
¿Dó está?
| Quij. |
Vedlo, soy yo.
| Barb. |
(Cayendo de rodillas.)
¿Sois vos?
| Quij. |
Soy yo.
Levántate, escudero,
y díle á tu señora,
que para obedecer
sus órdenes espero,
pues pongo desde ahora
mi espada ante sus pies.
――――
| Barb. |
Pues lo deseais,
obedeceré;
y para que llegue
la señal haré.
(Toca el Barbero un caracol que traerá colgado á modo de bandolera; dentro responden otros: el coro de pastores aparece por entre los picos de las montañas, asombrado de ver á Dorotea, que entra á poco en escena.)
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