Dor. |
De todos modos
no eludiera la cuestion,
porque tengo corazon
para batirme con todos. |
Fern. |
Altivo sois. |
Dor. |
Puede ser. |
Fern. |
Y algo audaz por vida mia. |
Dor. |
Hace cobrar osadia
de la razon el poder. |
Fern. |
La lengua aqui para nada
usarse debe en rigor,
que las cuestiones de honor
se ventilan con la espada.
¡Seguidme, por Barrabás!
No seais de lengua atrevido,
que el hombre que es bien nacido
habla menos y obra mas.
Vuestro labio me injurió
cuando no quise mataros,
y ahora pretendo probaros
si soy un cobarde ó no. |
Dor. |
¿Y cómo en este momento
no temblais en mi presencia?
¿No se alza en vuestra conciencia
un sordo remordimiento?
¿No ha de ofrecer un abrigo
ese corazon de hielo,
ni de una mujer al duelo
ni al enojo de un amigo? |
Fern. |
¡Amigo! Nunca lo fué
quien torpe me ultraja asi:
y ni aun sé cómo le oí
y ciego no le maté.
¡En guardia! Brille ese acero,
(Desnudando el suyo.)
y uno de los dos muramos. |
Dor. |
Ved que cerca nos hallamos
de la venta, y yo no quiero
que impedirnos puedan... |
Fern. |
No;
y observad que en la partida
uno ha de perder la vida. |
Dor. |
¿Qué importa perderla yo?
Antes que tu espada sea
la que atraviese mi pecho,
ven y juzga mi derecho.
(Conduciéndole al pié del retablo donde se desemboza.)
¿Me conoces? |
Fern. |
¡Dorotea!
――――――――
CANTO.
|
Fern. |
(¡Es ella!) Y bien, señora,
¿qué dice ese disfraz? |
Dor. |
¿Pues qué, no lo presumes?
Escucha y lo sabrás.
――――
Para que esposo
seas de Lucinda,
faltan dos muertes,
sobran dos vidas;
el dueño de una
tu amigo fué,
la otra, Fernando,
la mia es. |
Fern. |
¿Y bien? |
Dor. |
Y bien.
――――
Pues solo si muero
dichoso has de ser,
mi vida te ofrezco
rendida á tus pies.
Desnuda la espada,
ven, hiere, que al ver
que tú el golpe asestas,
feliz moriré.
¡Oh! ven. ¡Oh! ven.
――――
|
Fern. |
(¿Qué encanto suavísimo,
qué oculto poder
tendrán esas lágrimas
que vierte á mis pies?
¿Por qué, orgullo mio,
responde, por qué
en lucha con ellas
te dejas vencer?)
¿Qué hacer? ¿Qué hacer?
――――
Levanta, Dorotea;
levanta y que mis labios
esas preciosas lágrimas
recojan de tus párpados. |
Dor. |
¡Oh Dios! |
Fern. |
Si, ven, hermosa. |
Dor. |
¿Es cierto? |
Fern. |
Es cierto, ven,
y por piedad perdóname. |
Dor. |
¿Yo perdonarte? ¿Y qué? (Se abrazan.)
Prométeme tan solo
en prenda de tu amor,
para Lucinda olvido;
para Cardenio... |
Fern. |
¡Oh!
(Rechazándola y como herido de una idea de venganza.)
¡Lucinda!... ¡Aparta... Aparta!
¡Lucinda! |
Dor. |
¡Santo Dios!
¿Qué tienes? |
Fern. |
¡Ah insensato!
Llegué á olvidar mi honor...
¡Ah! No.
――――――――
|