Gustavo Adolfo Bécquer
1836 - 1870
Libro de los gorriones
1868
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RimasPoesías que recuerdo del libro perdido
Texto del autógrafo Índice de primeros versos
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En la presente edición (Libro de los gorriones, ed. María del Pilar Palomo, Madrid 1977) se reproduce el texto del autógrafo. Se mantiene el orden del autógrafo, que se indica en numeración árabe, pero se añade, en romanos, la numeración tradicional de la edición de 1871.
Rima 1 (XLVIII)
Como se arranca el hierro de una heridasu amor de las entrañas me arranqué,¡aunque sentí al hacerlo que la vidame arrancaba con él!
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5 | Del altar que le alcé en el alma míala Voluntad su imagen arrojó,y la luz de la fe que en ella ardíaante el ara desierta se apagó.
Aun turbando en la noche el firme empeño |
10 | vive en la idea la visión tenaz...¡Cuándo podré dormir con ese sueñoen que acaba el soñar!
Rima 2 (XLVII)
Yo me he asomado a las profundas simasde la tierra y del cielo,y les he visto el fin o con los ojoso con el pensamiento.
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5 | Mas ¡ay! de un corazón llegué al abismoy me incliné un momento,y mi alma y mis ojos se turbaron:¡Tan hondo era y tan negro!
Rima 3 (XLV)
En la clave del arco ruinosocuyas piedras el tiempo enrojeció,obra de un cincel rudo campeabael gótico blasón.
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5 | Penacho de su yelmo de granito,la yedra que colgaba en derredordaba sombra al escudo en que una manotenía un corazón.
A contemplarle en la desierta plaza |
10 | nos paramos los dos.Y, ése, me dijo, es el cabal emblemade mi constante amor.
¡Ay! y es verdad lo que me dijo entonces:Verdad que el corazón |
15 | lo llevará en la mano... en cualquier parte...pero en el pecho no.
Rima 4 (XXXVIII)
¡Los suspiros son aire y van al aire!¡Las lágrimas son agua y van al mar!Dime, mujer: cuando el amor se olvida,¿sabes tú a dónde va?
Rima 5 (LXXII)
Primera voz
Las ondas tienen vaga armonía,Las violetas suave olor,brumas de plata la noche fría,luz y oro el día, |
5 | yo algo mejor;¡yo tengo Amor!
Segunda voz
Aura de aplausos, nube radiosa,ola de envidia que besa el pie.Isla de sueños donde reposa |
10 | el alma ansiosa.Dulce embriaguez¡la Gloria es!
Tercera voz
Ascua encendida es el tesoro,sombra que huye la vanidad. |
15 | Todo es mentira; la gloria, el oro,lo que yo adorosólo es verdad;¡la Libertad!
Así los barqueros pasaban cantando |
20 | la eterna cancióny al golpe del remo saltaba la espumay heríala el sol.
– ¿Te embarcas? gritaban, y yo sonriendoles dije al pasar: |
25 | Yo ya me he embarcado, por señas que aún tengola ropa en la playa tendida a secar.
Rima 6 (XVIII)
Fatigada del baile,encendido el color, breve el aliento,apoyada en mi brazodel salón se detuvo en un extremo.
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5 | Entre la leve gasaque levantaba el palpitante seno,una flor se mecíaen compasado y dulce movimiento.
Como en cuna de nácar |
10 | que empuja el mar y que acaricia el céfiro,dormir parecía al blandoarrullo de sus labios entreabiertos.
¡Oh! ¡quién así, pensaba,dejar pudiera deslizarse el tiempo! |
15 | ¡Oh! si las flores duermen,¡qué dulcísimo sueño!
Rima 7 (XXVI)
Voy contra mi interés al confesarlo;no obstante, amada mía,pienso cual tú que una oda solo es buenade un billete del Banco al dorso escrita. |
5 | No faltará algún necio que al oírlose haga cruces y diga:Mujer al fin del siglo diez y nuevematerial y prosaica... ¡Boberías!¡Voces que hacen correr cuatro poetas |
10 | que en invierno se embozan con la lira!¡Ladridos de los perros a la luna!Tú sabes y yo sé que en esta vida,con genio es muy contado el que la escribe,y con oro cualquiera hace poesía.
Rima 8 (LVIII)
¿Quieres que de ese néctar deliciosono te amargue la hez?Pues aspírale, acércale a tus labiosy déjale después.
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5 | ¿Quieres que conservemos una dulcememoria de este amor?Pues amémosnos hoy mucho y mañana¡digámosnos, adiós!
Rima 9 (LV)
Entre el discorde estruendo de la orgíaacarició mi oídocomo una nota de lejana música,el eco de un suspiro.
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5 | El eco de un suspiro que conozco,formado de un aliento que he bebido,perfume de una flor que oculta creceen un claustro sombrío.
Mi adorada de un día, cariñosa, |
10 | – ¿En qué piensas? me dijo:– En nada... – En nada, ¿y lloras? – Es que tengoalegre la tristeza y triste el vino.
Rima 10 (XLIV)
Como en un libro abiertoleo de tus pupilas en el fondo.¿A qué fingir el labiorisas que se desmienten en los ojos?
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5 | ¡Llora! No te avergüencesde confesar que me has querido un poco.¡Llora! Nadie nos mira.Ya ves; yo soy un hombre... y también lloro.
Rima 11 (I)
Yo sé un himno gigante y extrañoque anuncia en la noche del alma una auroray estas páginas son de ese himnocadencias que el aire dilata en las sombras.
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5 | Yo quisiera escribirle, del hombredomando el rebelde mezquino idioma,con palabras que fuesen a un tiemposuspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es luchar; que no hay cifra |
10 | capaz de encerrarle, y apenas, ¡oh! ¡hermosa!si teniendo en mis manos las tuyaspodría al oído cantártelo a solas.
Rima 12 (L)
Lo que el salvaje que con torpe manohace de un tronco a su capricho un diosy luego ante su obra se arrodilla,eso hicimos tú y yo.
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5 | Dimos formas reales a un fantasma,de la mente ridícula invencióny hecho el ídolo ya, sacrificamosen su altar nuestro amor.
Rima 13 (VII)
Del salón en el ángulo oscuro,de su dueña tal vez olvidada,silenciosa y cubierta de polvo,veíase el arpa.
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5 | ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,como el pájaro duerme en las ramas,esperando la mano de nieveque sabe arrancarlas!
¡Ay!, pensé, ¡cuántas veces el genio |
10 | así duerme en el fondo del alma,y una voz como Lázaro esperaque le diga «Levántate y anda»!
Rima 14 (XLIX)
Alguna vez la encuentro por el mundoy pasa junto a míy pasa sonriéndose y yo digo¿Como puede reír?
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5 | Luego asoma a mi labio otra sonrisamáscara del dolor,y entonces pienso: – Acaso ella se ríe,como me río yo
Rima 15 (II)
Saeta que voladoracruza, arrojada al azar,y que no se sabe dóndetemblando se clavará;
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5 | hoja que del árbol secaarrebata el vendaval,y que no hay quien diga el surcodonde al polvo volverá.
Gigante ola que el viento |
10 | riza y empuja en el mary rueda y pasa y se ignoraque playa buscando va.
Luz que en cercos temblorososbrilla próxima a expirar, |
15 | y que no se sabe de elloscuál el ultimo será.
Eso soy yo que al acasocruzo el mundo sin pensarde dónde vengo ni a dónde |
20 | mis pasos me llevarán.
Rima 16 (XLII)
Cuando me lo contaron sentí el fríode una hoja de acero en las entrañas,me apoyé contra el muro, y un instantela conciencia perdí de donde estaba.
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5 | Cayó sobre mi espíritu la nocheen ira y en piedad se anegó el alma¡y se me reveló por qué se llora!¡y comprendí una vez por qué se mata!
Pasó la nube de dolor... con pena |
10 | logré balbucear unas palabras...y ¿qué había de hacer? era un amigome había hecho un favor... Le di las gracias.
Rima 17 (LIX)
Yo sé cuál el objetode tus suspiros es.Yo conozco la causa de tu dulcesecreta languidez. |
5 | ¿Te ríes...? Algún díasabrás, niña, por qué:Tú lo sabes apenasy yo lo sé.
Yo sé cuando tu sueñas, |
10 | y lo que en sueños ves;como en un libro puedo lo que callasen tu frente leer.¿Te ríes...? Algún díasabrás, niña, por qué: |
15 | Tú lo sabes apenasy yo lo sé.
Yo sé por qué sonríesy lloras a la vez.Yo penetro en los senos misteriosos |
20 | de tu alma de mujer.¿Te ríes...? Algún díasabrás, niña, por qué:mientras tú sientes mucho y nada sabes,yo que no siento ya, todo lo sé.
Rima 18 (LXVII)
¡Qué hermoso es ver el díacoronado de fuego levantarse,y a su beso de lumbrebrillar las olas y encenderse el aire!
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5 | ¡Qué hermoso es tras la lluviadel triste Otoño en la azulada tarde,de las húmedas floresel perfume beber hasta saciarse!
¡Qué hermoso es cuando en copos |
10 | la blanca nieve silenciosa cae,de las inquietas llamasver las rojizas lenguas agitarse!
¡Qué hermoso es cuando hay sueñodormir bien... y roncar como un sochantre... |
15 | y comer... y engordar... y qué desgraciaque esto sólo no baste!
Rima 19 (XXII)
¿Cómo vive esa rosa que has prendidojunto a tu corazón?Sobre un volcán hasta encontrarla ahoranunca he visto una flor.
Rima 20 (LVI)
Hoy como ayer, mañana como hoy¡y siempre igual!Un cielo gris, un horizonte eternoy andar..., andar.
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5 | Moviéndose a compás como una estúpidamáquina el corazónla torpe inteligencia del cerebrodormida en un rincón.
El alma, que ambiciona un paraíso, |
10 | buscándole sin fe;fatiga sin objeto, ola que ruedaignorando por qué.
Voz que incesante con el mismo tonocanta el mismo cantar, |
15 | gota de agua monótona que caey cae sin cesar.
Así van deslizándose los díasunos de otros en pos,hoy lo mismo que ayer, probablemente |
20 | mañana como hoy.
¡Ay! ¡a veces me acuerdo suspirandodel antiguo sufrir!¡Amargo es el dolor pero siquierapadecer es vivir!
Rima 21 (XXI)
¿Qué es poesía?, dices mientras clavasen mi pupila tu pupila azul;¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?Poesía... eres tú.
Rima 22 (XXIII)
Por una mirada, un mundo,por una sonrisa, un cielo,por un beso..., yo no séque te diera por un beso.
Rima 23 (LXXV)
¿Será verdad que cuando toca el sueñocon sus dedos de rosa nuestros ojos,de la cárcel que habita huye el espírituen vuelo presuroso?
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5 | ¿Será verdad que, huésped de las nieblas,de la brisa nocturna al tenue soplo,alado sube a la región vacíaa encontrarse con otros?
¿Y allí desnudo de la humana forma, |
10 | allí los lazos terrenales rotos,breves horas habita de la ideael mundo silencioso?
¿Y ríe y llora y aborrece y amay guarda un rastro del dolor y el gozo, |
15 | semejante al que deja cuando cruzael cielo un meteoro?
Yo no sé si ese mundo de visionesvive fuera o va dentro de nosotros:lo que sé es que conozco a muchas gentes |
20 | a quienes no conozco.
Rima 24 (LXXIV)
Las ropas desceñidas,desnudas las espadas,en el dintel de oro de la puertados ángeles velaban.
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5 | Me aproximé a los hierrosque defienden la entrada,y de las dobles rejas en el fondola vi confusa y blanca.
La vi como la imagen |
10 | que en un ensueño pasa,como un rayo de luz tenue y difusoque entre tinieblas nada.
Me sentí de un ardientedeseo llena el alma; |
15 | como atrae un abismo, aquel misteriohacia si me arrastraba.
¡Mas ay! que de los ángelesparecían decirme las miradas– El umbral de esta puerta |
20 | sólo Dios lo traspasa.
Rima 25 (VIII)
Cuando miro el azul horizonteperderse a lo lejos,al través de una gasa de polvodorado e inquieto, |
5 | se me antoja posible arrancarmedel mísero sueloy flotar con la niebla dorada¡en átomos levescual ella deshecho!
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10 | Cuando miro de noche en el fondooscuro del cielolas estrellas temblar como ardientespupilas de fuego, |
15 | se me antoja posible a dó brillansubir en un vuelo,y anegarme en su luz, y con ellasen lumbre encendidofundirme en un beso.
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20 | En el mar de la duda en que bogoni aún sé lo que creo;sin embargo estas ansias me dicenque yo llevo algodivino aquí dentro.
Rima 26 (XLI)
Tú eras el huracán y yo la altatorre que desafía su poder:¡tenías que estrellarte o que abatirme!¡No podía ser!
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5 | Tú eras el océano y yo la enhiestaroca que firme aguarda su vaivén:¡tenías que romperte o que arrancarme!¡No podía ser!
Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados |
10 | uno a arrollar, el otro a no ceder:la senda estrecha, inevitable el choque...¡No podía ser!
Rima 27 (IX)
Besa el aura que gime blandamentelas leves ondas que jugando riza;el sol besa a la nube en occidentey de púrpura y oro la matiza; |
5 | la llama en derredor del tronco ardientepor besar a otra llama se deslizay hasta el sauce inclinándose a su pesoal río que le besa, vuelve un beso.
Rima 28 (XXXVII)
Antes que tú me moriré: escondidoen las entrañas yael hierro llevo con que abrió tu manola ancha herida mortal.
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5 | Antes que tú me moriré: y mi espíritu.en su empeño tenazse sentará a las puertas de la Muerte,que llames a esperar.
Con las horas los días, con los días |
10 | los años volarán,y a aquella puerta llamarás al cabo...¿Quién deja de llamar?
Entonces, que tu culpa y tus despojosla tierra guardará, |
15 | lavándote en las ondas de la muertecomo en otro Jordán.
Allí, donde el murmullo de la vidatemblando a morir va,como la ola que a la playa viene |
20 | silenciosa a expirar.
Allí donde el sepulcro que se cierraabre una eternidad.Todo lo que los dos hemos calladolo tenemos que hablar.
Rima 29 (XIII)
Tu pupila es azul y cuando ríessu claridad suave me recuerdael trémulo fulgor de la mañanaque en el mar se refleja.
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5 | Tu pupila es azul y cuando lloraslas trasparentes lágrimas en ellase me figuran gotas de rocíosobre una violeta.
Tu pupila es azul y si en su fondo |
10 | como un punto de luz radia una ideame parece en el cielo de la tardeuna perdida estrella.
Rima 30 (XXXI)
Nuestra pasión fue un trágico saineteen cuya absurda fábulalo cómico y lo grave confundidosrisas y llanto arrancan.
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5 | Pero fue lo peor de aquella historiaque al fin de la jornadaa ella tocaron lágrimas y risasy a mí, sólo las lágrimas.
Rima 31 (XXV)
Cuando en la noche te envuelvenlas alas de tul del sueñoy tus tendidas pestañassemejan arcos de ébano, |
5 | por escuchar los latidosde tu corazón inquietoy reclinar tu dormidacabeza sobre mi pecho,¡diera, alma mía, |
10 | cuanto poseo,la luz, el airey el pensamiento!
Cuando se clavan tus ojosen un invisible objeto |
15 | y tus labios iluminade una sonrisa el reflejo,por leer sobre tu frenteel callado pensamientoque pasa como la nube |
20 | del mar sobre el ancho espejo,¡diera, alma mía,cuanto deseo,la fama, el oro,la gloria, el genio!
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25 | Cuando enmudece tu lenguay se apresura tu aliento,y tus mejillas se enciendeny entornas tus ojos negros,por ver entre sus pestañas |
30 | brillar con húmedo fuegola ardiente chispa que brotadel volcán de los deseos,diera, alma mía,por cuanto espero, |
35 | la fe, el espíritu,la tierra, el cielo.
Rima 32 (LVII)
Este armazón de huesos y pellejode pasear una cabeza locacansado se halla al fin y no lo extrañoporque aunque es la verdad que no soy viejo,
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5 | de la parte de vida que me tocaen la vida del mundo, por mi dañohe hecho un uso tal, que juraríaque he condensado un siglo en cada día.
Así, aunque ahora muriera |
10 | no podría decir que no he vivido,que el sayo, al parecer nuevo por fuera,conozco que por dentro ha envejecido.
¡Ha envejecido, sí; pese a mi estrella!harto lo dice ya mi afán doliente; |
15 | que hay dolor que al pasar su horrible huellagraba en el corazón, si no en la frente.
Rima 33 (XXIV)
Dos rojas lenguas de fuegoque a un mismo tronco enlazadasse aproximan, y al besarseforman una sola llama.
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5 | Dos notas que del laúda un tiempo la mano arranca,y en el espacio se encuentrany armoniosas se abrazan.
Dos olas que vienen juntas |
10 | a morir sobre una playay que al romper se coronancon un penacho de plata.
Dos jirones de vaporque del lago se levantan, |
15 | y al reunirse en el cieloforman una nube blanca.
Dos ideas que al par brotan,dos besos que a un tiempo estallan,dos ecos que se confunden, |
20 | eso son nuestras dos almas.
Rima 34 (XLIII)
Dejé la luz a un lado y en el bordede la revuelta cama me senté,mudo, sombrío, la pupila inmóvilclavada en la pared.
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5 | ¿Qué tiempo estuve así? No sé: al dejarmela embriaguez horrible de dolor,expiraba la luz y en mis balconesreía el sol.
Ni sé tampoco en tan terribles horas |
10 | en qué pensaba o que pasó por mí;solo recuerdo que lloré y maldije,y que en aquella noche envejecí.
Rima 35 (LII)
Olas gigantes que os rompéis bramandoen las playas desiertas y remotas,envuelto entre la sábana de espumas,¡llevadme con vosotras!
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5 | Ráfagas de huracán que arrebatáisdel alto bosque las marchitas hojas,arrastrado en el ciego torbellino,¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo |
10 | y en fuego encienden las sangrientas orlas,arrebatado entre la niebla oscura,¡llevadme con vosotras!
Llevadme por piedad a donde el vértigocon la razón me arranque la memoria. |
15 | ¡Por piedad! ¡tengo miedo de quedarmecon mi dolor a solas!
Rima 36 (LIV)
Cuando volvemos las fugaces horasdel pasado a evocar.temblando brilla en sus pestañas negrasuna lágrima pronta a resbalar.
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5 | Y al fin resbala y cae como gotade rocío al pensarque cual hoy por ayer, por hoy mañanavolveremos los dos a suspirar.
Rima 37 (XX)
Sabe si alguna vez tus labios rojosquema invi[si]ble atmósfera abrasada,que el alma que hablar puede con los ojostambién puede besar con la mirada.
Rima 38 (LIII)
Volverán las oscuras golondrinasen tu balcón sus nidos a colgar,y otra vez con el ala a sus cristalesjugando llamarán.
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5 | Pero aquellas que el vuelo refrenabantu hermosura y mi dicha a contemplar,aquellas que aprendieron nuestros nombres....ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas |
10 | de tu jardín las tapias a escalary otra vez a la tarde aún más hermosassus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocíocuyas gotas mirábamos temblar |
15 | y caer como lágrimas del día...ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídoslas palabras ardientes a sonar,tu corazón de su profundo sueño |
20 | tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillascomo se adora a Dios ante su altar,como yo te he querido... desengáñate,así... ¡no te querrán!
Rima 39 (IV)
No digáis que agotado su tesoro,de asuntos falta, enmudeció la lira;podrá no haber poetas; pero siemprehabrá poesía.
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5 | Mientras las ondas de la luz al besopalpiten encendidas,mientras el sol las desgarradas nubesde fuego y oro vista,mientras el aire en su regazo lleve |
10 | perfumes y armonías,mientras haya en el mundo primavera,¡habrá poesía!
Mientras la humana ciencia no descubralas fuentes de la vida, |
15 | y en el mar o en el cielo haya un abismoque al cálculo resista,mientras la humanidad siempre avanzandono sepa a dó camina,mientras haya un misterio para el hombre, |
20 | ¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,sin que los labios rían;mientras se llore, sin que el llanto acudaa nublar la pupila; |
25 | mientras el corazón y la cabezabatallando prosigan,mientras haya esperanzas y recuerdos,¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen |
30 | los ojos que los miran,mientras responda el labio suspirandoal labio que suspira,mientras sentirse puedan en un besodos almas confundidas, |
35 | mientras exista una mujer hermosa,¡habrá poesía!
Rima 40 (XXX)
Asomaba a sus ojos una lágrimay a mi labio una frase de perdón,habló el orgullo y se enjugó su llanto,y la frase en mis labios expiró.
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5 | Yo voy por un camino, ella, por otro,pero al pensar en nuestro mutuo amor,yo digo aún, ¿por qué callé aquel día?Y ella dirá ¿por qué no lloré yo?
Rima 41 (LX)
Mi vida es un erial,flor que toco se deshoja;que en mi camino fatalalguien va sembrando el mal |
5 | para que yo lo recoja.
Rima 42 (III)
Sacudimiento extrañoque agita las ideascomo huracán que empujalas olas en tropel.
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5 | Murmullo que en el almase eleva y va creciendocomo volcán que sordoanuncia que va a arder.
Deformes siluetas |
10 | de seres imposibles,paisajes que aparecencomo al través de un tul.
Colores que fundiéndoseremedan en el aire |
15 | los átomos del Irisque nadan en la luz.
Ideas sin palabras,palabras sin sentido;cadencias que no tienen |
20 | ni ritmo ni compás.
Memorias y deseosde cosas que no existen;accesos de alegría,impulsos de llorar.
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25 | Actividad nerviosaque no halla en qué emplearse;sin riendas que le guíe,caballo volador.
Locura que el espíritu |
30 | exalta y desfallece;embriaguez divinadel genio creador.
Tal es la inspiración.
Gigante voz que el caos |
35 | ordena en el cerebroy entre las sombras hacela luz aparecer,
brillante rienda de oroque poderosa enfrena |
40 | de la exaltada menteel volador corcel.
Hilo de luz que en haceslos pensamientos ata,sol que las nubes rompe |
45 | y toca en el cenit.
Inteligente manoque en un collar de perlasconsigue las indócilespalabras reunir.
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50 | Armonioso ritmoque con cadencia y númerolas fugitivas notasencierra en el compás.
Cincel que el bloque muerde |
55 | la estatua modelando,y la belleza plásticaañade a la ideal.
Atmósfera en que girancon orden las ideas, |
60 | cual átomos que agruparecóndita atracción.
Raudal en cuyas ondassu sed la fiebre apaga,descanso en que el espíritu |
65 | recobra su vigor.
Tal es nuestra razón.
Con ambas siempre en luchay de ambas vencedor,tan solo al genio es dado |
70 | a un yugo atar las dos.
Rima 43 (XVI)
Si al mecer las azules campanillasde tu balcóncrees que suspirando pasa el vientomurmurador, |
5 | sabe que oculto entre las verdes hojassuspiro yo.
Si al resonar confuso a tus espaldasvago rumor,crees que por tu nombre te ha llamado |
10 | lejana voz,sabe que entre las sombras que te cercante llamo yo.
Si se turba medroso en la alta nochetu corazón, |
15 | al sentir en tus labios un alientoabrasador,sabe que, aunque invisible, al lado tuyorespiro yo.
Rima 44 (LXXVII)
Dices que tienes corazón, y sólolo dices porque sientes sus latidos;eso no es corazón... es una máquinaque al compás que se mueve hace ruido.
Rima 45 (LXI)
Al ver mis horas de fiebree insomnio lentas pasar,a la orilla de mi lecho,¡quién se sentará?
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5 | Cuando la trémula manotienda próximo a expirarbuscando una mano amiga,¿quién la estrechará?
Cuando la muerte vidrie |
10 | de mis ojos el cristal,mis párpados aún abiertos,¿quién los cerrará?
Cuando la campana suene(si suena en mi funeral), |
15 | una oración al oírla,¿quién murmurará?
Cuando mis pálidos restosoprima la tierra ya,sobre la olvidada fosa |
20 | ¿quién vendrá a llorar?
Quién en fin al otro día,cuando el sol vuelva a brillar,de que pasé por el mundo,¿quién se acordará?
Rima 46 (X)
Los invisibles átomos del aireen derredor palpitan y se inflaman,el cielo se deshace en rayos de oro,la tierra se estremece alborozada. |
5 | Oigo flotando en olas de armoníasrumor de besos y batir de alas;mis párpados se cierran... ¿Qué sucede?¿Dime?... ¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!
Rima 47 (LXV)
Llegó la noche y no encontré un asilo,¡y tuve sed!... mis lágrimas bebí;¡y tuve hambre! ¡Los hinchados ojoscerré para morir!
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5 | ¿Estaba en un desierto? Aunque a mi oídode las turbas llegaba el ronco hervir,yo era huérfano y pobre... El mundo estaba¡desierto... para mí!
Rima 48 (LXXVIII)
Fingiendo realidadescon sombra vana,delante del Deseova la Esperanza.
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5 | Y sus mentirascomo el Fénix renacende sus cenizas.
Rima 49 (LXIX)
Al brillar un relámpago nacemosy aún dura su fulgor cuando morimos;¡tan corto es el vivir!
La Gloria y el Amor tras que corremos |
5 | sombras de un sueño son que perseguimos,¡despertar es morir!
Rima 50 (XVII)
Hoy la tierra y los cielos me sonríen,hoy llega al fondo de mi alma el sol,hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado...¡hoy creo en Dios!
Rima 51 (XI)
– Yo soy ardiente, yo soy morena,yo soy el símbolo de la pasión,de ansia de goces mi alma está llena.¿A mí me buscas? |
5 | – No es a ti: no.
– Mi frente es pálida, mis trenzas de oro,puedo brindarte dichas sin fin.Yo de ternura guardo un tesoro.¿A mí me llamas? |
10 | – No: no es a ti.
– Yo soy un sueño, un imposible,vano fantasma de niebla y luz;soy incorpórea, soy intangible:no puedo amarte. |
20 | – ¡Oh, ven; ven tú!
Rima 52 (XIX)
Cuando sobre el pecho inclinasla melancólica frenteuna azucena tronchadame pareces.
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5 | Porque al darte la purezade que es símbolo celeste,como a ella te hizo Diosde oro y nieve.
Rima 53 (XXIX)
La bocca mi bacciò tutto tremante...
Sobre la falda teníael libro abierto,en mi mejilla tocabansus rizos negros: |
5 | no veíamos las letrasninguno, creo,y, sin embargo, guardábamoshondo silencio.¿Cuánto duró? Ni aun entonces |
10 | pude saberlo.Sólo sé que no se oíamás que el aliento,que apresurado escapabadel labio seco. |
15 | Sólo sé que nos volvimoslos dos a un tiempoy nuestros ojos se hallarony sonó un beso.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Creación de Dante era el libro, |
20 | era su Infierno.Cuando a él bajamos los ojosyo dije trémulo:¿Comprendes ya que un poemacabe en un verso? |
25 | Y ella respondió encendida:¡Ya lo comprendo!
Rima 54 (XXXVI)
Si de nuestros agravios en un librose escribiese la historiay se borrase en nuestras almas cuantose borrase en sus hojas;
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5 | te quiero tanto aún; dejó en mi pechotu amor huellas tan hondas,que sólo con que tú borrases una¡las borraba yo todas!
Rima 55 (LXXIX)
Una mujer me ha envenenado el alma,otra mujer me ha envenenado el cuerpo;ninguna de las dos vino a buscarme,yo de ninguna de las dos me quejo.
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5 | Como el mundo es redondo, el mundo rueda.Si mañana, rodando, este venenoenvenena a su vez ¿por qué acusarme?¿Puedo dar más de lo que a mí me dieron?
Rima 56 (LXII)
Primero es un albor trémulo y vago,raya de inquieta luz que corta el mar;luego chispea y crece y se difundeen gigante explosión de claridad.
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5 | La brilladora lumbre es la alegría;la temerosa sombra es el pesar:¡Ah! en la oscura noche de mi alma,¿cuándo amanecerá?
Rima 57 (VI)
Como la brisa que la sangre oreasobre el oscuro campo de batalla,cargada de perfumes y armoníasen el silencio de la noche vaga.
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5 | Símbolo del dolor y la ternura,del bardo inglés en el horrible dramala dulce Ofelia, la razón perdida,cogiendo flores y cantando pasa.
Rima 58 (XXVIII)
Cuando entre la sombra oscuraperdida una voz murmuraturbando su triste calma,si en el fondo de mi alma |
5 | la oigo dulce resonar,
dime: ¿es que el viento en sus girosse queja, o que tus suspirosme hablan de amor al pasar?
Cuando el sol en mi ventana |
10 | rojo brilla a la mañanay mi amor tu sombra evoca,si en mi boca de otra bocasentir creo la impresión,
dime: ¿es que ciego deliro, |
15 | o que un beso en un suspirome envía tu corazón?
Y en el luminoso díay en la alta noche sombría,si en todo cuanto rodeaal alma que te desea |
20 | te creo sentir y ver,
dime: ¿es que toco y respirosoñando, o que en un suspirome das tu aliento a beber?
Rima 59 (LXX)
¡Cuántas veces al pie de las musgosasparedes que la guardanoí la esquila que al mediar la nochea los maitines llama!
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5 | ¡Cuántas veces trazó mi siluetala luna plateada,junto a la del ciprés, que de su huertose asoma por las tapias!
Cuando en sombras la iglesia se envolvía |
10 | de su ojiva calada,¡cuántas veces temblar sobre los vidriosvi el fulgor de la lámpara!
Aunque el viento en los ángulos oscurosde la torre silbara, |
15 | del coro entre las voces percibíasu voz vibrante y clara.
En las noches de invierno, si un medrosopor la desierta plazase atrevía a cruzar, al divisarme, |
20 | el paso aceleraba.
Y no faltó una vieja que en el tornodijese a la mañanaque de algún sacristán muerto en pecadoera yo el alma.
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25 | A oscuras conocía los rinconesdel atrio y la portada;de mis pies las ortigas que allí crecenlas huellas tal vez guardan.
Los búhos, que espantados me seguían |
30 | con sus ojos de llamas,llegaron a mirarme con el tiempocomo a un buen camarada.
A mi lado sin miedo los reptilesse movían a rastras; |
35 | ¡hasta los mudos santos de granitocreo que me saludaban!
Rima 60 (XV)
Cendal flotante de leve bruma,rizada cinta de blanca espuma,rumor sonorode arpa de oro, |
5 | beso del aura, onda de luz,eso eres tú.
Tú, sombra aérea, que cuantas vecesvoy a tocarte te desvaneces.¡Como la llama, como el sonido, |
10 | como la niebla, como el gemidodel lago azul!
En mar sin playas onda sonante,en el vacío cometa errante,largo lamento |
15 | del ronco viento,ansia perpetua de algo mejor,eso soy yo.
¡Yo, que a tus ojos en mi agoníalos ojos vuelvo de noche y día; |
20 | yo, que incansable corro y dementetras una sombra, tras la hija ardientede una visión!
Rima 61 (LXVIII)
No sé lo que he soñadoen la noche pasada.Triste, muy triste debió ser el sueñopues despierto, la angustia me duraba.
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5 | Noté al incorporarmehúmeda la almohaday por primera [vez] sentí, al notarlo,de un amargo placer henchirse el alma.
Triste cosa es el sueño |
10 | que llanto nos arranca,mas tengo en mi tristeza una alegría...¡Sé que aún me quedan lágrimas!
Rima 62 (V)
Espíritu sin nombre,indefinible esencia,yo vivo con la vidasin formas de la idea.
|
5 | Yo nado en el vacío,del sol tiemblo en la hoguera,palpito entre las sombrasy floto con las nieblas.
Yo soy el fleco de oro |
10 | de la lejana estrella,yo soy de la alta lunala luz tibia y serena.
Yo soy la ardiente nubeque en el ocaso ondea, |
15 | yo soy del astro errantela luminosa estela.
Yo soy nieve en las cumbres,soy fuego en las arenas,azul onda en los mares |
20 | y espuma en las riberas.
En el laúd soy nota,perfume en la violeta,fugaz llama en las tumbasy en las ruinas yedra.
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25 | Yo atrueno en el torrentey silbo en la centellay ciego en el relámpagoy rugo en la tormenta.
Yo río en los alcores, |
30 | susurro en la alta yerba,suspiro en la onda puray lloro en la hoja seca.
Yo ondulo con los átomosdel humo que se eleva |
35 | y al cielo lento subeen espiral inmensa.
Yo en los dorados hilosque los insectos cuelganme mezco entre los árboles |
40 | en la ardorosa siesta.
Yo corro tras las ninfasque en la corriente frescadel cristalino arroyodesnudas juguetean.
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45 | Yo en bosques de coralesque alfombran blancas perlas,persigo en el océanolas náyades ligeras.
Yo en las cavernas cóncavas |
50 | do el sol nunca penetra,mezclándome a los gnomoscontemplo sus riquezas.
Yo busco de los sigloslas ya borradas huellas |
55 | y sé de esos imperiosde que ni el nombre queda.
Yo sigo en raudo vértigolos mundos que voltean,y mi pupila abarca |
60 | la creación entera.
Yo sé de esas regionesa do un rumor no llega,y donde informes astrosde vida un soplo esperan.
|
65 | Yo soy sobre el abismoel puente que atraviesa,yo soy la ignota escalaque el cielo une a la tierra.
Yo soy el invisible |
70 | anillo que sujetael mundo de la formaal mundo de la idea.
Yo en fin soy ese espíritu,desconocida esencia, |
75 | perfume misteriosode que es vaso el poeta.
Rima 63 (XXVII)
Despierta tiemblo al mirarte,dormida me atrevo a verte;por eso, alma de mi alma,yo velo mientras tú duermes.
|
5 | Despierta ríes y al reír tus labiosinquietos me parecenrelámpagos de grana que serpeansobre un cielo de nieve.
Dormida, los extremos de tu boca |
10 | pliega sonrisa leve,suave como el rastro luminosoque deja un sol que muere.
¡Duerme!
Despierta miras y al mirar, tus ojos |
15 | húmedos resplandecen,como la onda azul en cuya crestachispeando el sol hiere.
Al través de tus párpados dormida,tranquilo fulgor vierten, |
20 | cual derrama de luz templado rayolámpara transparente.
¡Duerme!
Despierta hablas y al hablar, vibrantestus palabras parecen |
25 | lluvia de perlas que en dorada copase derrama a torrentes.
Dormida en el murmullo de tu alientoacompasado y tenueescucho yo un poema que mi alma |
30 | enamorada entiende.
¡Duerme!
Sobre el corazón la manome he puesto porque no suenesu latido y de la noche |
35 | turbe la calma solemne.
De tu balcón las persianascerré ya porque no entreel resplandor enojosode la aurora y te despierte.
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40 | ¡Duerme!
Rima 64 (LXIV)
Como guarda el avaro su tesoro,guardaba mi dolor;le quería probar que hay algo eternoa la que eterno me juró su amor.
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5 | Mas hoy le llamo en vano y oigo al tiempoque le acabó, decir:¡ah, barro miserable, eternamenteno podrás ni aun sufrir!
Rima 65 (XXXIV)
Cruza callada y son sus movimientossilenciosa armonía:suenan sus pasos y al sonar recuerdandel himno alado la cadencia rítmica.
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5 | Los ojos entreabre, aquellos ojostan claros como el día,y la tierra y el cielo, cuanto abarcan,arden con nueva luz en sus pupilas.
Ríe, y su carcajada tiene notas |
10 | del agua fugitiva:llora, y es cada lágrima un poemade ternura infinita.
Ella tiene la luz, tiene el perfume,el color y la línea, |
15 | la forma engendradora de deseos,la expresión, fuente eterna de poesía.
¿Que es estúpida? ¡Bah! Mientras callandoguarde oscuro el enigma,siempre valdrá lo que yo creo que calla |
20 | más que lo que cualquiera otra me diga.
Rima 66 (XL)
Su mano entre mis manos,sus ojos en mis ojos,la amorosa cabezaapoyada en mi hombro, |
5 | Dios sabe cuántas vecescon paso perezosohemos vagado juntosbajo los altos olmosque de su casa prestan |
10 | misterio y sombra al pórtico.Y ayer... un año apenas,pasado como un soplo,con qué exquisita gracia,con qué admirable aplomo, |
15 | me dijo al presentarnosun amigo oficioso:«Creo que en alguna partehe visto a usted» ¡Ah bobos,que sois de los salones |
20 | comadres de buen tonoy andabais allí a cazade galantes embrollos;qué historia habéis perdido,qué manjar tan sabroso |
25 | para ser devoradosotto voce en un corrodetrás del abanicode plumas y de oro!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .¡Discreta y casta luna, |
30 | copudos y altos olmos,paredes de su casa,umbrales de su pórtico,callad y que el secretono salga de vosotros! |
35 | Callad; que por mi parteyo lo he olvidado todo:y ella... ella, no hay máscarasemejante a su rostro.
Rima 67 (LXVI)
¿De dónde vengo?... El más horrible y ásperode los senderos busca;las huellas de unos pies ensangrentadossobre la roca dura, |
5 | los despojos de un alma hecha jironesen las zarzas agudas,te dirán el caminoque conduce a mi cuna.
¿Adónde voy? El mas sombrío y [?] triste |
10 | de los páramos cruza,valle de eternas nieves y de eternasmelancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitariasin inscripción alguna, |
15 | donde habite el olvido,allí estará mi tumba.
Rima 68 (LXIII)
Como enjambre de abejas irritadas,de un oscuro rincón de la memoriasalen a perseguirme los recuerdosde las pasadas horas.
|
5 | Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil!Me rodean, me acosan,y unos tras otros a clavarme vienenel agudo aguijón que el alma encona.
Rima 69 (XXXIII)
Es cuestión de palabras y no obstanteni tú ni yo jamás,después de lo pasado, convendremosen quién la culpa está.
|
5 | ¡Lástima que el Amor un diccionariono tenga donde hallarcuándo el orgullo es simplemente orgulloy cuándo es dignidad!
Rima 70 (LI)
De lo poco de vida que me restadiera con gusto los mejores años,por saber lo que a otrosde mí has hablado.
|
5 | Y esta vida mortal y de la eternalo que me toque, si me toca algo,por saber lo que a solasde mí has pensado.
Rima 71 (LXXIII)
Cerraron sus ojosque aún tenía abiertos,taparon su caracon un blanco lienzo, |
5 | y unos sollozando,otros en silencio,de la triste alcobatodos se salieron.
La luz que en un vaso |
10 | ardía en el suelo,al muro arrojabala sombra del lecho,y entre aquella sombraveíase a intervalos |
15 | dibujarse rígidala forma del cuerpo.
Despertaba el díay a su albor primerocon sus mil ruidos |
20 | despertaba el pueblo.Ante aquel contrastede vida y misterio,de luz y tinieblas,yo pensé un momento:
|
25 | ¡ ¡Dios mío, qué solosse quedan los muertos! !
De la casa, en hombros,lleváronla al templo,y en una capilla |
30 | dejaron el féretro.Allí rodearonsus pálidos restosde amarillas velasy de paños negros.
|
35 | Al dar de las Ánimasel toque postrero,acabó una viejasus últimos rezos,cruzó la ancha nave, |
40 | las puertas gimierony el santo recintoquedóse desierto.
De un reloj se oíacompasado el péndulo |
45 | y de algunos ciriosel chisporroteo.Tan medroso y triste,tan oscuro y yertotodo se encontraba |
50 | que pensé un momento:
¡ ¡Dios mío, qué solosse quedan los muertos! !
De la alta campanala lengua de hierro |
55 | le dio volteandosu adiós lastimero.El luto en las ropas,amigos y deudoscruzaron en fila |
60 | formando el cortejo.
Del último asilo,oscuro y estrecho,abrió la piquetael nicho a un extremo; |
65 | allí la acostaron,tapiáronle luego,y con un saludodespidióse el duelo.
La piqueta al hombro |
70 | el sepulturero,cantando entre dientes,se perdió a lo lejos.La noche se entraba,el sol se había puesto: |
75 | perdido en las sombrasyo pensé un momento:
¡ ¡Dios mío, qué solosse quedan los muertos! !
En las largas noches |
80 | del helado invierno,cuando las maderascrujir hace el vientoy azota los vidriosel fuerte aguacero, |
85 | de la pobre niñaa veces me acuerdo.
Allí cae la lluviacon un son eterno:allí la combate |
90 | el soplo del cierzo.Del húmedo murotendida en el hueco,¡acaso de fríose hielan los huesos!...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
|
95 | ¿Vuelve el polvo al polvo?¿Vuela el alma al cielo?¿Todo es, sin espíritu,podredumbre y cieno?No sé; pero hay algo |
100 | que explicar no puedo,algo que repugnaaunque es fuerza hacerloa dejar tan tristes,¡tan solos los muertos!
Rima 72 (XIV)
Te vi un punto y flotando ante mis ojosla imagen de tus ojos se quedó,como la mancha oscura orlada en fuegoque flota y ciega si se mira al sol.
|
5 | Y dondequiera que la vista clavotorno a ver tus pupilas llamear;y no te encuentro a ti, no es tu mirada,unos ojos los tuyos, nada más.
De mi alcoba en el ángulo los miro |
10 | desasidos fantásticos lucir:cuando duermo los siento que se ciernende par en par abiertos sobre mí.
Yo sé que hay fuegos fatuos que en la nochellevan al caminante a perecer: |
15 | yo me siento arrastrado por tus ojos,pero adónde me arrastran no lo sé.
Rima 73 (XXXII)
Pasaba arrolladora en su hermosuray el paso le dejé;ni aun a mirarla me volví, y, no obstante,algo a mi oído murmuró: «ésa es».
|
5 | ¿Quién reunió la tarde a la mañana?Lo ignoro; sólo séque en una breve noche de veranose unieron los crepúsculos, y... «fue».
Rima 74 (LXXVI)
En la imponente navedel templo bizantino,vi la gótica tumba a la indecisaluz que temblaba en los pintados vidrios.
|
5 | Las manos sobre el pecho,y en las manos un libro,una mujer hermosa reposabasobre la urna del cincel prodigio.
Del cuerpo abandonado |
10 | al dulce peso hundido,cual si de blanda pluma y raso fuerase plegaba su lecho de granito.
De la sonrisa últimael resplandor divino, |
15 | guardaba el rostro, como el cielo guardadel sol que muere el rayo fugitivo.
Del cabezal de piedrasentados en el filo,dos ángeles, el dedo sobre el labio, |
20 | imponían silencio en el recinto.
No parecía muerta;de los arcos macizosparecía dormir en la penumbray que en sueños veía el paraíso.
|
25 | Me acerqué de la naveal ángulo sombrío,con el callado paso que se llegajunto a la cuna donde duerme un niño.
La contemplé un momento |
30 | y aquel resplandor tibio,aquel lecho de piedra que ofrecíapróximo al muro otro lugar vacío,
en el alma avivaronla sed de lo infinito, |
35 | el ansia de esa vida de la muerte,para la que un instante son los siglos...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cansado del combateen que luchando vivo,alguna vez me acuerdo con envidia |
40 | de aquel rincón oscuro y escondido.
De aquella muda y pálidamujer me acuerdo y digo:¡Oh, qué amor tan callado el de la muerte!¡Qué sueño el del sepulcro tan tranquilo!
Rima 75 (XXXIX)
¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,es altanera y vana y caprichosa,antes que el sentimiento de su almabrotará el agua de la estéril roca.
|
5 | Sé que en su corazón, nido de sierpes,no hay una fibra que al amor responda;que es una estatua inanimada...; pero...¡es tan hermosa!
Rima 76 (LXXI)
No dormía; vagaba en ese limboen que cambian de forma los objetos,misteriosos espacios que separanla vigilia del sueño.
|
5 | Las ideas que en ronda silenciosadaban vueltas en torno a mi cerebro,poco a poco en su danza se movíancon un compás más lento.
De la luz que entra al alma por los ojos |
10 | los párpados velaban el reflejo;pero otra luz el mundo de visionesalumbraba por dentro.
En este punto resonó en mi oídoun rumor semejante al que en el templo |
15 | vaga confuso al terminar los fielescon un Amén sus rezos.
Y oí como una voz delgada y tristeque por mi nombre me llamo a lo lejos,y sentí olor de cirios apagados, |
20 | de humedad y de incienso.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Pasó la noche y del olvido en brazoscaí cual piedra en su profundo seno:No obstante al despertar exclamé: «¡Alguienque yo quería ha muerto!»
Rima 77 (XLVI)
Me ha herido recatándose en las sombras,sellando con un beso su traición.Los brazos me echó al cuello y por la espaldame partió a sangre fría el corazón.
|
5 | Y ella impávida sigue su camino,feliz, risueña, impávida, ¿y por qué?Porque no brota sangre de la herida...Porque el muerto está en pie.
Rima 78 (XXXV)
¡No me admiró tu olvido! Aunque de un díame admiró tu cariño mucho más,porque lo que hay en mí que vale algo,eso... ni lo pudistes sospechar.
Rima 79 (XII)
Porque son, niña, tus ojosverdes como el mar te quejas;verdes los tienen las náyades,verdes los tuvo Minerva, |
5 | y verdes son las pupilasde las hurís del Profeta.
El verde es gala y ornatodel bosque en la primavera.Entre sus siete colores |
10 | brillante el Iris lo ostenta.Las esmeraldas son verdes,verde el color del que esperay las ondas del Océanoy el laurel de los poetas.
|
15 | Es tu mejilla tempranarosa de escarcha cubierta,en que el carmín de los pétalosse ve al través de las perlas.Y sin embargo, |
20 | sé que te quejas,porque tus ojoscrees que la afean:pues no lo creas.Que parecen tus pupilas, |
25 | húmedas, verdes e inquietas,tempranas hojas de almendroque al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíespurpúrea granada abierta |
30 | que en el estío convidaa apagar la sed con ella.Y sin embargo,sé que te quejasporque tus ojos |
35 | crees que la afean:pues no lo creas.Que parecen, si enojadatus pupilas centellean,las olas del mar que rompen |
40 | en las cantábricas peñas.
Es tu frente que coronacrespo el oro en ancha trenza,nevada cumbre en que el díasu postreza luz refleja. |
45 | Y sin embargo,sé que te quejasporque tus ojoscrees que la afean:pues no lo creas. |
50 | Que, entre las rubias pestañas,junto a las sienes, semejanbroches de esmeralda y oroque un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos |
55 | verdes como el mar te quejas;quizá si negros o azulesse tornasen lo sintieras. |