BIBLIOTHECA AUGUSTANA

 

Don Juan Manuel

1282 - 1349

 

Libro de los estados

 

El primer libro

 

___________________________________________________

 

 

 

[Capítulo XLVIII]

 

El xlviii° capítulo fabla en cómmo Julio dixo al infante que de una parte le plazía de todas estas cosas que le dizía, porque le dio a entender que entendía verdaderamente et que deseava mucho fazer por que salvase el alma.

 

«Sennor infante,» dixo Julio, «de una parte me plaze de todas estas cosas que me dezides, porque me dades a entender, et entiendo yo verdaderamente, que deseades mucho fazer por que salvedes el alma et fazer todos vuestros fechos con rrazón et con entendimiento; et de otra parte he muy grant reçelo que atantas rrazones et atan sotiles me dizides que me sería muy grave de vos rresponder a ellas conplidamente. Pero, fiando yo en la merçed de Dios et en su vondat, non dexa{65d}ré de <dezir> vos lo que en ello entendiere. Et Dios por la su merçed quiera que vos diga tales cosas que sean su serviçio et salvamiento de la vuestra alma, et pro et onra del vuestro cuerpo et del vuestro estado; et que vos diga en ellas verdat et finque yo sin vergüença de vós et de los que lo oyeren.

Sennor infante, ya vós dixiestes tantas razones et tan buenas por que en el estado de los enperadores se pueden muy bien salvar las almas, que non faze mengua de vos dezir omne más en ello. Pero, ayudando a la vuestra razón vos puedo dezir tanto: que segund vós dixiestes, et es verdat, que en qualquier estado que el christiano biva se puede salvar si quisiere fazer aquellas obras que son carera de salvaçión. Pues si en qualquier estado se puede salvar, mucho más en estado de enperador en que puede fazer más buenas obras et más vienes que otro omne. Et quanto de los peligros que dezides, en que tomades dubda en el estado de los enperadores, çierto cred, sennor infante, así commo non ha estado en la ley de los christianos en que se omne non puede salvar, si quisiere fazer buenas obras; bien así non ay ningún estado en que non puede perder el alma, si las fiziere(n) malas. Et aun en las cosas del mundo, en aquellas cosas mismas que puede fazer su pro et lo que deve, en aquellas mismas puede fazer su danno para el cuerpo et para el alma. Ca vós savedes muy bien que non puede omne bevir sin comer et sin bever et sin dinero; pero en tal guisa puede usar de cada una destas cosas, o de qualquier délas, quel sería muy grant danno para el cuerpo et para(l) el alma. [Et] ende en todas las cosas que se fazen, tanbién para [se] mantener en el mundo como para salvar las almas, en aquellos estados et en aquellas maneras que el omne {66a} puede salvar el alma et guardar el cuerpo et la fama, en esas mismas puede fazer, si quiere, en guisa que lo pierda todo.

Pero, pues muchas rrazones ay por que el omne puede salvar el alma et onrar el cuerpo en qualquier estado de los christianos, tengo que deve fazer quanto pudiere con derecho et con buena entençión et non faziendo tuerto nin pecado por llegar a mayor estado. Ca, segund dizen los sabios, que non deve el omne desear aver grant estado por pro nin por onra de sí mismo, mas que lo deve desear por fazer en él mucho bien. Et por todas estas rrazones tengo que el estado del enperador vos caye mucho et sennaladamente, pues Dios en él vos puso. Pero si vós alguna dubda tomades, dezidme en qué cosa dubdades, et yo respondervos he a ello lo mejor que entendiere.»

«Julio,» dixo el infante, «todas estas cosas que me avedes dicho entiendo que son muy buenas et muy verdaderas. Et non cunple que departamos más sobre ello, et non faze al fecho. Mas dezirvos he yo los peligros que yo entiendo en este estado, et vos responderme hedes a ello segund que avedes dicho.»